La importancia del análisis conversacional
radica en la necesidad de conocer más a fondo la sociedad en todos sus aspectos
culturales y comportamentales. Para ello lo hace a través del lenguaje
cotidiano, interpretando los diversos signos y manifestaciones corporales
(gestos y movimientos) que acompañan la interacción comunicativa.
Por tal
razón, es imperativo tener en cuenta que cada grupo social tiene, además del signo
lingüístico, sus propios gestos expresados a través de su rostro o del
movimiento de sus extremidades, con lo
cual refuerza el acto comunicativo y de cierta manera corrobora lo dicho o lo
contradice. De modo que cuando se investiga, utilizando como instrumento la conversación
espontánea, la entrevista o la observación, los datos recogidos deben ser
analizados desde el contenido del discurso y desde los gestos que acompañan a
éste, ya que la información llega al investigador de diversas formas, y en
muchas ocasiones, aquello que no se obtuvo mediante las palabras, se puede
llegar a conocer con las expresiones corporales que acompañaron lo dicho
durante la interacción con el sujeto investigado. De ahí que se debe contextualizar
el análisis discursivo y recurrir al estudio semántico y semiótico al analizar
los datos generados en una conversación. Así, mismo, valorar las convenciones
sociales existentes en el grupo social, al momento de interactuar con ellos, ya
que éstas pueden ayudarnos a determinar los liderazgos y la estructura
social del grupo, y de igual forma, a detectar los informantes clave dentro del
proceso investigativo.
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